martes, 2 de diciembre de 2008

ESCUDO DE AIGUÁ










Fundamentación heráldica de la concepción del Escudo de Aiguá, ofrecida por su autor el Dr. José Gorosito Tanco. Han inspirado su plástica, geografía lugareña, noticia de fundación y simbología adaptable según particular interpretación del signo de paz, labor y progreso, bajo cuya próspera tutoría se rigen los destinos de esa bella región de Maldonado y, con más extensa y ubicatoria proyección, de la República Oriental del Uruguay.En concorde sentido, se ha tomado del Blasón Departamental, el rancio, austero y heráldico elemento que corona con fortaleza de torres almenadas (hispánico - colonial) el mencionado escudo, para coronar con él, de igual manera, el blasón aigüense. Dividido, este blasón, en tres cantones o cuarteles, el cuartel inferior de la siniestra, precisamente, corresponde igualmente y en totalidad, al propio Escudo de Maldonado. Aunque, en verdad, con ligera variante. Pues, en este caso, las ondas marinas, de las que emergen la ballena simbólica y el ancla ecuórea, están figuradas por los colores de la Bandera Nacional, emblema patrio.La inclusión del Escudo de Maldonado en el de Aiguá, -se ha procurado equilibrio y sobriedad en ella -, ha sido verdaderamente acertada. Se ostenta, así, integralmente y al par, en el distintivo solariego, el blasón del departamento. Consignadas, pues, las anteriores advertencias, ya se pueden interpretar sus cantones siguientes. El cuartel superior está coronado, según se ha dicho anteriormente, por torres almenadas, en oro, sobre base o campo de gules - rojo - donde aparecen grabado, en oro, el nombre de la ciudad así como los años de su fundación (1906) y de su venturoso cincuentenario (1956).Debajo de esta cresta que confiere al escudo notorio acento blasonal, surge sobre campo de plata (símil del panorámico, idílico y sosegado Valle de Aiguá) la figura simbólica en oro, de una venada india, herida y detenida por una flecha aborigen, también en oro, que está paciendo (Valle de paz) plácidamente, aún lastimada entre los cuatro mojones estilizados, en gules, (margaritas rojas) significando "la cesión por parte de doña Margarita Muniz " de "cuatro cuadras cuadradas" que, históricamente dio origen al primitivo caserío. Pero en virtud de que el verdadero reconocimiento por parte de los Poderes Públicos ("Centro poblado") data del 7 de mayo de 1906, se ha representado el nacimiento legal de Aiguá con la apoteosis simbólica de un gajo de laurel, en oro, luciendo cinco hojas (oro otoñal de Mayo; el mes glorioso de la Revolución Americana Emancipadora y de la victoria artiguista de Las Piedras) y de una palma, en oro, con siete hojas, tendiendo armónicamente un arco triunfal desde los años 1906 a 1956. Mes y día de reconocimiento oficial (7 de mayo) pues, están señalados implícitamente en atributos florales (laurel y palma) con un testimonio de homenaje, además a la venerable memoria de la dama donante puesto que se han ubicado sobre esos cuatro mojones que, estilizados y en gules, simulan margaritas rojas sobre el valle, cuyo horizonte, está albeado por cándidas serranías. Asimismo, con dos hojas de palma se ha procurado recordar uno de los instrumentos de trabajo pecuario - tijera de esquilar- que, junto al lazo (en oro), primer instrumento de las tareas ganaderas, representado por el aro del centro y el filete marginal del Escudo, añade al blasón, original y nuevo símbolo. Posiblemente, es ésta la primera vez, en heráldica, que figuran estos símiles autóctonos, representativos de las labores básicas y fundamentales de nuestra tierra. Por otra parte, ellos constituyen, una ideal alegoría del trabajo y la riqueza ubérrima de esa privilegiada zona rural.Por último en el cuartel inferior de la diestra, en campo de azur, representando al cielo, surge, esfumada, "una mano de sembrador", (según la magnífica frase con que nuestro gran Rodó termina Ariel) arrojando estrellas - entre otras la Cruz del Sur, signo de americanidad y espiritualismo - sobre los surcos; gleba propiciatoria o, igualmente, rutas tajeando serranías pintorescas, verdaderos causes para el turismo y el progreso.Empero, además otra alusión sutil y peregrina, recuerda, aquí, nuevamente, con la M característica de la palma de la mano, semiabierta, en este caso, a Doña Margarita Muníz, la augural sembradora, celeste y viva aún, y para siempre, en su cielo de gloria.

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